Hay una cosa que es evidente en los tiempos que corren: las empresas necesitan las mejores ayudas para intentar sobrevivir y más en unos momentos como en los que nos encontramos. Desde luego, no cabe la menor duda de que el coronavirus ha puesto en jaque la actividad de cada una de las empresas que operan en nuestro territorio y también en cualquier otra parte del mundo. Las restricciones a las que hemos sido sometidos en los últimos tiempos limitan, y mucho, la actividad comercial. Y lo van a seguir haciendo en los próximos meses.
Ni que decir tiene que la situación a la que nos enfrentamos no es fácil para nadie, pero menos para las pequeñas empresas. Las grandes entidades, a fin de cuentas, disponen de los medios suficientes como para hacer frente, de una manera o de otra, a los problemas a los que están sometidas. Cuentan con plantillas suficientes y, desde luego, muchas más facilidades para implantar un sistema de trabajo como lo es el teletrabajo, que tan de moda se ha puesto, por circunstancias obvias, en los últimos meses. Los grandes problemas, como seguro que ya habéis leído en las noticias, los tienen las pequeñas empresas.
Uno de los países más afectados por el coronavirus, tanto desde el punto de vista sanitario como desde el económico, ha sido España. En lo que respecta al plano económico, basta un dato para comprender por qué. El 95% de las empresas en España tiene menos de 10 empleados porque su facturación no da para más. Con este dato, se hace evidente que no todas las empresas pueden hacer frente a la situación a la que nos enfrentamos en los tiempos que corren. Por desgracia, son muchas las personas que pueden dar fe de ello.
Una noticia que fue publicada en la página web de El Confidencial ponía número al total de establecimientos y negocios que cerraron sus puertas de manera definitiva a causa de la primera oleada del coronavirus. Ese número es de 133.000, lo que da una primera idea de la magnitud del problema al que nos hemos enfrentado. Teniendo en cuenta que la noticia data del mes de mayo, no nos sorprendería en absoluto que el número se hubiera disparado todavía más durante todos los meses que han ido viniendo después. La verdad es que es una auténtica lástima.
Y no solo ha habido problemas de cierres, sino de simple organización. Por poner un ejemplo, muchas eran las empresas que nunca habían tenido la necesidad de hacer un ERTE (y que, por tanto, desconocían la legalidad de la materia y sus procesos). Con la situación ocasionada en el mes de marzo del año pasado, todas las entidades tuvieron que tramitar de urgencia este tipo de asuntos sin que tuvieran personal especializado en la materia. Y eso conllevó problemas que a muchos emprendedores les terminó provocando agobios y una cantidad de trabajo que ni siquiera podríamos considerar sana.
Ni que decir tiene que, si el coronavirus ha afectado a las empresas en lo que respecta a su uso del derecho laboral, todavía ha afectado mucho más a lo que tiene que ver con su uso del derecho mercantil. Y es que la actividad diaria de todo tipo de entidades se ha visto afectada incluso tras el confinamiento al que fuimos sometidos entre marzo y junio. Los profesionales de Bufete Albanés nos han confirmado que el asunto al que nos hemos referido ha sido la mayor de las preocupaciones de los pequeños empresarios durante los últimos años en España.
Es necesario conseguir algo de estabilidad
Siempre se ha dicho, con toda la razón del mundo, que es necesario conseguir algo de estabilidad si se quiere que la economía de un país en concreto funcione. Está claro que, en una situación donde domina la incertidumbre, es mucho más difícil conseguir la rentabilidad que buscamos para hacer de nuestro negocio una entidad fuerte y verdaderamente fiable. En los últimos tiempos, la verdad es que lo hemos tenido complicado para que esto sea así. Entre la crisis del 2008 (que finalizó allá por el 2016) y la llegada del coronavirus, apenas hemos tenido tiempo de crecer.
Estamos convencidos de que todo lo que venimos viviendo durante el último año terminará pasando y que nuestra economía volverá a crecer. Se está poniendo muy de moda ese término que es el de la «hibernación» de la economía para evitar la palabra «crisis». Ojalá que solo sea eso, una hibernación. Sería la mejor manera de reconstruir todo lo que hemos perdido durante el último año. Nos merecemos que todo lo bueno que esté por venir llegue pronto. Las pequeñas empresas y toda la gente que trabaja en ellas, desde luego, lo necesitan como el respirar.