Como muchos otros emprendedores que estos años pasados de la crisis engrosaron las listas del paro, la desconfianza y resquemor ante trabajar por cuenta ajena, me hacía mirar día sí, día también las noticias de emprendimiento.
Buscaba trabajar, pero también sentirme con más libertad e ilusión que cuando iba a trabajar de teleoperador de seguros para coches en Tres Cantos. Al final terminas en un curro que además de precario, no te hace feliz ni te realizas como persona.
Por lo tanto, hace unos pocos meses, me decidí por apostar por poner en marcha mi propio negocio y arriesgarme. En un salón de franquicias vi la franquicia de lavandería express wash-up y me animé a montar una, ya que me gustaron las condiciones y en mi propio barrio podía montar una con ciertas perspectivas de éxito.
Os cuento un poco:
Esta es una cadena de establecimiento en la que cada nuevo miembro es responsable directo de la marca y de los valores que tiene. Ellos te enseñan todo su negocio y están constantemente implementando nuevas estrategias que hacen que tu negocio crezca día a día con seguridad.
Cuentan con socios proveedores de alta fiabilidad y además te dan estrategias para captar a tus clientes, además de contar con las últimas novedades en aprovechar los recursos energéticos y de respeto del medioambiente. Realizan campañas publicitarias en varios medios españoles y vamos, que te sientes con la libertad de tener tu propio negocio, pero con el respaldo de estar en una compañía importante y con los mejores medios.
Lo bueno de esta franquicia es que los equipos que tenemos tienen hasta un 50% de mayor capacidad, por lo que los clientes experimentan una mayor calidad en el lavado por su capacidad superior de frotado. Son capaces de lavar varias prendas de gran volumen en un mismo ciclo, lo que permite ahorrar. Esto se hace evidente cuando en una única colada puedes hacer lo que en otros centros necesitas dos coladas mínimo.
La tecnología, una gran ventaja competitiva para mi negocio
Contamos con equipos de lavandería de gran tecnología con independencia del tamaño. La innovación de estos aparatos da resultados de gran calidad en poco tiempo. En el secado no necesitas recurrir a altas temperaturas como tienen los equipos de poca calidad y tambor reducido.
Poco a poco hemos visto como más clientes venían a nuestra lavandería y casi se puede decir que cada cliente que entraba era ya uno fijo semanalmente. Al final se corre la voz y en algunos momentos podría parecer que más que una lavandería hemos montado un club social, porque muchos hacen amistades y todo.
El ver satisfecha a la gente no tiene precio y es que realmente tenemos un servicio muy competitivo y con todas las comodidades para que nadie se quede sin sus prendas sin lavar.
A nivel personal, las cuentas van saliendo, pese a que como en todo negocio los primeros dos años, suelen ser los más críticos. Nosotros no somos una excepción, pero francamente, con la cantidad de clientes que tenemos, estamos capeando mejor el temporal. En unos datos nos dijeron que estamos entre las mejores franquicias del país en cuanto a números, lo que da buena cuenta de nuestro trabajo.
Al final poner pasión al trabajo y ver que ayudas a la gente con tu establecimiento en su día a día hace que me sienta realizado, todo sin depender de nadie. No digo que nací para tener una lavandería, pero sí que creo que tenía alma emprendedora y que el destino me deparaba ser mi propio jefe.
No os voy a decir que todo sea de color de rosa, puesto que, como en todo trabajo, unos días son mejores que otros, pero sí que me levanto con ganas todas las mañanas, algo que cuando trabajaba para otros no me pasa.
Mi recomendación es que, si te sientes, así no dudes en buscar un negocio o actividad en la que puedas establecerte y así hacerte un hueco que haga posible que no solo te ganes la vida honradamente, también que tu negocio sea estable y te permite desarrollarte y ver cómo crece.
Yo tuve suerte encontrando la franquicia de Wash-up, pero desde luego que existen muchas más que pueden ayudarte a conseguir lo que buscas. Lo principal, como en todo, es ponerle ganas.