A diferencia de otros países que fueron desarrollando sus códigos de vestimenta con el paso del tiempo, España tiene un protocolo de vestimenta laboral establecido desde el siglo XVI y que aunque ha ido evolucionando a través de los años, aún se mantiene la tradición de cumplir con una política de vestuario en los trabajos.
Sin embargo, estos códigos de etiqueta varían según las distintas empresas para las que se trabaja y por lo tanto, podemos encontrar lugares de trabajo donde se respeta el tradicional uniforme corporativo, con preceptos más estrictos a la hora de vestir y mostrar la imagen de empresa, al igual que podemos encontrar otros lugares que tienen como política dejar la decisión de la vestimenta al juicio del empleado.
Incluso, aquí también deberíamos incluir el código que siguen la generación de los Millenials, a los que les gusta llevar un estilo diferenciador, que los haga resaltar de entre los demás miembros del equipo.
Vestuario de trabajo y protocolo
Es cierto que el vestuario de trabajo se adapta al protocolo que la empresa piensa que mejor crea recordación de la marca en sus clientes y el que represente mejor la primera impresión que se quiere transmitir. Por lo que se puede decir que no solo se trata de un simple uniforme o solo la ropa con la que vas a t trabajo, sino que esta también es una herramienta de marketing ampliamente utilizada por las empresas.
La forma de vestir también debe ser una extensión de las normas, los valores y la personalidad de la empresa. En otras palabras, son parte del protocolo de actuación que deben seguir todos aquellos que intervienen en el desarrollo de las diferentes actividades de la misma.
Sin embargo, si es verdad que estas reglas no son una mole pétrea que nadie puede modificar, ya que si así fuera la gente se seguiría vistiendo como en el siglo XVI. Claro, a excepción de algunos casos especiales como el de la Guardia Suiza del Vaticano, que sigue conservando su uniforme tradicional.
Del resto, las empresas han ido ajustando sus reglas de etiqueta a los tiempos y a las modas de cada momento, haciéndose cada vez más flexibles y modernas; por su puesto, sin dejar de lado la filosofía de la empresa.
El uniforme es vital
No se puede negar que existen sectores laborales donde el uniforme de trabajo resulta ser una parte esencial de la que no se puede prescindir. Por ejemplo, en el caso de los sectores industriales especializados donde la seguridad o la higiene son fundamentales.
En este caso el uniforme es elegido por una normativa legal que “obliga” a que se utilicen ciertas prendas de seguridad como zapatos reforzados, trajes ignífugos, guantes, gorros, gafas protectoras, mascarillas, etc.
Aquí, los pocos cambios que se pueden realizar a estos uniformes quizá se limitan solo a la elección del color y, a veces, ni siquiera eso, ya que se tiene que respetar los lineamientos de visibilidad y seguridad.
Por otro lado, es cierto que otras muchas empresas eligen los uniformes para transmitir los valores y la personalidad de la marca, en cuyo caso, el diseño suele quedar a elección de la total voluntad del empresario, quien elegirá el atuendo laboral que mejor represente a la empresa, sin chocar con los derechos de sus empleados.
Formalidad o Creatividad
Tradicionalmente se ha creído que la formalidad y la seriedad en el trabajo se reflejaban en una imagen clásica y sombría, y las personas que eran dignas de confianza solían ser las que lucieran una apariencia impecable. Así, esta creencia también fue extendida al público y a la clientela, quienes también confiaban solo en determinado estereotipo.
En la actualidad, las empresas han cambiado su forma de ver los códigos de vestimenta y ahora estos también representan un medio para estimular las habilidades y la creatividad del empleado en su puesto de trabajo.
De este modo se han ido dejando atrás viejos patrones de vestimenta y protocolo, y se ha comenzado a valorar otros aspectos más interesantes del trabajador. Así, se tiende a evaluar más sus cualidades y su preparación, las cuales resaltan por encima de cualquier uniforme.
Igualmente, se le ha dejado de exigir a las trabajadoras que vayan maquilladas o a los empleados que luzcan un zapato italiano impecable. Lo único que importa es que el equipo se sienta cómodo, lo que según los expertos, estimula su creatividad, fomenta un mejor clima laboral e incrementa la confianza del trabajador.
En este sentido, los jefes han comenzado a dar el ejemplo y los vemos asistir a su puesto de trabajo en jeans y zapatillas deportivas, con el pelo un poco más desaliñado y muchas ganas de estimular al equipo que lidera, dejando a un lado protocolos estrictos y arcaicos. Por ahora, esta es la tendencia que va en aumento, robándole cada vez más seguidores al dress code muy formal.
La elección del uniforme ideal
Como dijimos, hoy en día son cada vez más las empresas que les permiten a sus trabajadores escoger su propio atuendo laboral. Sin embargo, la triste realidad es que muchas al final no consiguen los resultados que deseaban.
A la final,la ropa es una herramienta de comunicación que refuerza mensajes sin la necesidad de pronunciar una sola palabra, por lo que, si se falla al elegir el código de vestimenta, se puede tener un efecto desfavorable sobre la imagen que transmitimos a nuestros clientes, proveedores, o hasta los propios compañeros. Por supuesto, el código de vestimenta también incluye la práctica de una buena higiene personal, además de otros aspectos como un buen uso del lenguaje corporal, por ejemplo.
Y es que aunque suene injusto, en el mundo de los negocios la gente suele elaborar juicios rápidos, equivocados o no, sobre las personas con las que interactúan; por lo que la buena elección de nuestra ropa puede afectar de forma positiva en la opinión que los demás se hagan de nosotros.
En conclusión, la elección de un buen uniforme laboral nos da un valor añadido, lo cual se refleja en los trabajadores. Además, fomenta el sentido de pertenencia y el trabajo en equipo, entre otros valores de interés para las empresas, por lo cual, esta elección siempre seguirá en pie.
En vista de esto, Bordamar, especialistas en vestuario laboral, nos ayuda a elegir el uniforme ideal que cubra todas nuestras necesidades:
- Deberá reflejar la imagen de la empresa
La imagen de la empresa es fundamental y los uniformes suelen ser un reflejo de ella. Por eso, lo mejor es seleccionar prendas que puedan transmitir esta imagen, con colores que puedan relacionarse de forma fácil con su personalidad.
Esto implica dedicar el debido tiempo en investigar la clase de prendas que reflejan mejor las características que queremos transmitir, con el objetivo de tomar la decisión más adecuada al momento de elegir el uniforme de nuestra empresa.
- Personalización con el logo en las prendas
Luego de elegir los uniformes, el siguiente paso es la personalización de los mismos, es decir, la impresión los logos o la marca de la empresa. Hacerlo beneficiará a la empresa con un nuevo medio de publicidad bajo en costos, puesto que los empleados le darán visibilidad a la marca a donde sea que vayan.
- La ropa tendrá que cumplir unas determinadas normas de seguridad
Los uniformes laborales tienen que seguir con las medidas de seguridad que se hayan establecido de acuerdo al tipo de actividad laboral, para que los trabajadores no se expongan a ninguna clase de riesgo. Por ejemplo, en el campo de la industria o la construcción, hay que utilizar equipos individuales que puedan garantizar la seguridad de los trabajadores en el desempeño de sus labores. Aquí, lo más recomendable es seguir las indicaciones de los fabricantes para el buen mantenimiento del equipo en cuestión.
- Elección de prendas o tejidos que tengan calidad
Si las prendas son de buena calidad, estas durarán más tiempo y por consiguiente, ahorraremos más en uniformes. Igualmente, si las prendas son de baja calidad, se deteriorarán más rápido, teniendo un efecto negativo en la impresión que la marca tendrá sobre sus clientes, ya que estos suelen reconocer la calidad cuando la ven.
- El uniforme se tiene que adaptar al entorno profesional
Aunque el tipo de actividad de la empresa influye en la elección del código de vestimenta, el lugar donde se trabaje y la climatología son algunos otros factores a tomar en cuenta. Por ejemplo, si el personal trabaja el aire libre necesitará un uniforme distinto a si lo hace en el interior; igual que las prendas adecuadas para el verano son muy diferentes a las que se necesitan en un largo invierno.
- La funcionalidad, ante todo
El vestuario de una empresa debe ser funcional y de gran comodidad, esto para que los trabajadores tengan libertad de movimiento en todas sus actividades. Por esto, un factor importante a tomar en cuenta a la hora de elegir el uniforme de la empresa son las tallas de los empleados. Igualmente, también conviene incluir una serie de detalles funcionales, como los bolsillos extras.
- Personalización de los uniformes
Si te preocupa que todos los miembros de tu equipo terminen vistiéndose todos igual y pecar de una apariencia monótona, puedes elegir un proveedor de ropa de trabajo que sea flexible a la hora de personalizar tus prendas.
Así puedes elegir una compostura o bordado diferente o diferentes gamas de colores y modelos para darle un toque distintivo a tu uniforme.