La película Yo Robot protagonizada por Will Smith mostraba un Audi tecnológicamente avanzado para la época en la que se publicó la película, que eras capaz de conducir solo sin tener ningún choque, no como el protagonista que con el control manual estuvo cerca de tener un accidente en dicha película.
Los coches autónomos ya son una realidad, pero una realidad que todavía no está lo suficientemente desarrollada para ser usada en el mercado de consumo de manera mayoritaria. Porque la tecnología que sustenta estos vehículos, a pesar de que está muy madura, todavía no ha acabado de culminar.
Existe un ejemplo de coche autónomo avanzado que si que se puede conducir por las carreteras, hablamos de los coches Tesla, dirigidos por el famoso y controvertido ingeniero y multimillonario Elon Musk. Estos coches disponen del modo “Autopilot” capaz de conducir de manera automática.
La idea del coche autónomo se sustenta sobre una base de cámaras y sensores alrededor del coche, que son capaces de captar toda la información relevante de los coches, peatones y obstáculos que hay alrededor del vehículo, procesarla mediante inteligencia artificial, y controlar el coche igual o mejor que cómo lo haría un conductor.
Este concepto es fácil de describir, pero llevarlo a la práctica de manera eficaz es muy difícil por cuánto hay que desarrollar un software capaz de anticiparse a los problemas, partiendo de la base que hay situaciones en las que el modo de conducción autónoma no es el más adecuado para conducir. En concreto, por la noche las cámaras y los sensores pueden fallar.
Existen muchos tipos de vehículos inteligentes en desarrollo, y es que las grandes compañías son conocedoras del potencial de este mercado y quieren un trozo del pastel. Waymo (perteneciente a la matriz de Google, Alphabet), Uber o General Motors ya tienen en desarrollo programas de coches autónomos, circulando ya alguno de ellos por las calles de California. Incluso Apple está en la carrera del software para vehículos autónomos
Pero como decíamos, la tecnología que sustenta a estos vehículos todavía está verde, o en otras palabras, los sistemas no están totalmente preparados para actuar de la manera más segura. De esta manera, nos encontramos con accidentes como el que ocurrió con uno de los coches autónomos de Uber, que no pudo parar a tiempo en condiciones de poca visibilidad y ese llevó por delante a una mujer joven.
En qué punto tecnológico nos encontramos
Para determinar qué tipo de conducción autónoma existe hay un baremo que calcula por niveles la automatización. De esta manera, estándar SAE J3016 de niveles de conducción autónoma, para clasificar cualquier tipo de vehículo hay cuatro aspectos fundamentales para determinar el nivel de automatización de este. Estos cuatro aspectos son: el movimiento del vehículo, la detección y respuesta ante objetos y situaciones no previstas, el respaldo en caso de fallo o pérdida de energía y las condiciones de luz y metereológicas para el funcionamiento del sistema.
Existen cinco grados que calculan el nivel de autonomía de un vehículo, siendo 1 un nivel en el que existen sistemas de automatización en vehículos y 5 un coche totalmente autónomo. Los grados intermedios aglutinan a coches con piloto automático para autopistas o sistemas en los que el conductor todavía juega un papel importante.
Actualmente el estado de los coches autónomos se encuentra con carácter general en el grado 4. Este grado tiene como principal característica la capacidad del coche para moverse de manera longitudinal y horizontal mediante sensores y cámaras, pero que en caso de fallo se debe tomar el control.
Este es el grado de automatización en el que nos encontramos es el 4, con coches circulando en pruebas, tal y cómo hemos comentado anteriormente. Eso sí, queremos remarcar que estos vehículos todavía necesitan de un conductor, ya que según los estándares se debe tomar el control ante situaciones imprevistas.
Uno de los aspectos que muchos se preguntarán es cómo se reparan estos coches, pues bien, la respuesta depende de si los coches son eléctricos o no. Un coche con motor de combustión se puede reparar como toda la vida, aunque se deberá prestar atención a los sistemas informáticos que toman el protagonismo. En el caso de los coches eléctricos no merece la pena hacerse la pregunta porque todavía no son frecuentes en las calles.
Aquí lo que habrá que tener en cuenta es la capacidad de los talleres de coches para adaptarse a las nuevas tecnologías. Una política de los talleres por formar y capacitar a los empleados será clave, y esto es algo que sabe muy bien Talleres Autobabel, un taller de vehículos en Alicante que destaca por utilizar la última tecnología para realizar su actividad, y por formar y capacitar a sus empleados para garantizar la competencia y profesionalidad de los trabajos.