Cualquier emprendedor, sea novato o no, cuando pone en marcha un nuevo negocio, está muerto de miedo, y quien diga lo contrario miente. Todos tenemos miedo de perder el dinero pero, como bien dice el refrán, “quien no arriesga no gana”. Además, quién me iba a decir a mí que mi hijo, de 23 años, iba a tener éxito con la loca idea que había tenido. Y ahí está… Dos años ya en la cresta de la ola. Ha montado una empresa en la que compra cordelería a cuerdasvalero.com, una empresa de gran reputación, a quien le compra kilos de cuerda de cordones, así, como suena, el típico cordón de colores de zapatillas deportivas, y con ellos fabrica diversos objetos de decoración estilo jipis.
Empezó su andadura montando una modesta web en Internet y exponiendo las fotos de las creaciones de su novia: maceteros fabricados con macramé para colgar tus plantas favoritas en el salón o en el jardín, figuras fabricadas con cuerda que luego endurecen mediante cola y otros productos, lotes de flores de colores fabricadas con cuerdas para decorar bodas, cumpleaños y comuniones… etc. Y ahora tienen una gama de productos en blanco, una gama de productos en cuerda y hasta él ha tenido que aprender a fabricar este tipo de decoración artesanal porque no dan abasto. Quieren enseñar hasta a mi mujer y a su prima pequeña para que les echen una mano porque actualmente tienen un volumen de ventas de más de 1200 euros mensuales. Obviamente a eso hay que descontar muchísimo pero la realidad es que con el ritmo que llevan, si consiguen crear marca, llegarán lejos.
Lo que pretendo hacer con esto es demostrar que nunca se sabe dónde se puede esconder el éxito, que la idea más loca y descabellada puede ser un auténtico “boom” del mercado, o no, pero si no nos lanzamos un poco a la aventura jamás descubriremos su nuestra idea tiene viabilidad o no.
Consejos
Hay ciertas cosas que puedes hacer para conocer la viabilidad de una empresa. Un buen artículo al respecto lo tenéis en Emprendedores.es y el artículo se llama “30 preguntas para saber si tu empresa es viable”.
Ellos aconsejan hacer una previsión de ventas. Esto se calcula pensando en el mercado potencial que tienes y analizando los hábitos de consumo de tus clientes potenciales para ver cuántos interesados en adquirir el producto o servicio que vendemos tenemos.
Otro consejo que ofrecen es que, antes de invertir nada, hay que despedazar el negocio. Ver qué necesitamos, cuánto y qué gastos fijos hay para contemplarlo todo de manera general y, por supuesto, dar un margen bruto a pesar de que obtengas beneficios, así, si un mes no vendes lo que esperabas, podrás tirar de ese margen.
Y ante todo, ves el coste de oportunidad. Hay distintas (y complejas) fórmulas para calcular el coste de oportunidad, pero el concepto se puede analizar de una forma más sencilla. Un emprendedor debería plantearse qué obtendría si, por ejemplo, invirtiera el mismo dinero que tiene previsto destinar a su empresa en, por ejemplo, Deuda Pública. Debería lograr el triple. En torno al 12% anual.