Después de pasar un par de meses sin trabajo al acabar mi contrato de sustitución como profesora de primaria en un colegio empecé a plantearme seriamente las únicas dos alternativas que veía más prácticas, o bien presentarme a una oposición o empezar a plantearme seriamente montar mi propia empresa.
La primera opción la tenía un poco descartada, y es que nunca me ha gustado estudiar y solo de pensar en estudiarme al dedillo tantos temas me entraba un terrible agobio.
La segunda opción me daba un poco de vértigo, pero me resultaba más apetecible, sabía que la primera implicaba mucho esfuerzo y que de conseguir una plaza o una interinidad las condiciones laborales iban a ser bastante buenas, pero estando como están las cosas ahora que se está presentando tanta gente y teniendo en cuenta que estudiar ochenta temas no es una tontería, al final decidí apostar por emprender.
No es que la opción de montar un negocio no requiera esfuerzo, pero me pareció más estimulante la idea de crear algo propio.
Donde me atasqué un poco más fue a la hora de aclararme con la idea de negocio. Me apunté a un montón de cursos para emprendedores que, si bien me resultaron muy útiles no me aclararon mucho las cosas.
Después de un tiempo empecé a desesperarme y a pensar que quizás la opción de estudiar no era tan descabellada. Uno de esos días, cuando estaba a punto de tirar la toalla decidí salir a dar un paseo y a que me diera un poco el aire.
Decidí tomármelo con más calma y empezar a disfrutar de la decisión que había tomado. Había decidido emprender mi propio negocio, era una experiencia excitante y la estaba viviendo como un auténtico calvario.
Al ponerme a pasear empecé a fijarme en mi barrio, en el día a día de la gente, en los niños jugueteando por la calle y en el parque. Vivo en una zona residencial con muchas familias jóvenes y animales. Es una zona muy agradable para salir a jugar con ellos y disfrutar del aire libre y de los parques.
Entonces fue cuando me di cuenta de algo en lo que nunca había caído, y es que para ser una zona con tantos niños no había ni una sola juguetería. La verdad es que me parecía curioso que todavía no hubiera ninguna y, teniendo en cuenta mi experiencia como maestra y lo mucho que sabía de los juguetes que más gustaban y los más educativos empecé a pensar que podía ser muy buena idea montar una Tienda de Juguetes en donde vivía.
Juguetes Educativos y de Deportes: Los más Demandados.
Al comentarles la idea a un par de amigas todas me respondían emocionadas que cómo no se me había ocurrido antes al ser tan activa, creativa y entusiasta, con lo que me gustaba el trato con los más pequeños, además de lo mucho que me gustaba aconsejarlas sobre qué juguetes o juegos son los mejores, y es que muchas de mis amigas son madres primerizas y muchas están algo perdidas en cuanto a qué tipo de juguetes son mejores para los primeros años.
Siempre me había gustado mucho aconsejarlas, pero nunca me había planteado la idea de montar una juguetería hasta ahora.
De entre todos los posibles juguetes mis favoritos para niños son los educativos sean te tipo musical, de habilidad mental, magia o manualidades.
Además de los educativos también quería promover la práctica de deporte entre los más pequeños y conseguir equipamiento para los principales deportes.
Uno de mis deportes favoritos es el bádminton así que este deporte no podía faltar, además tuve mucha suerte ya que el Liquistocks, una empresa especialista en la venta de liquidaciones de stocks al por mayor contaban con un stock de raquetas de bádminton de muy buena calidad, y a muy buen precio.
En este sentido, no tardé darme cuenta en lo importante que es elegir bien a tus proveedores para tener una gama amplia de productos de calidad.
Además de la ubicación, otro de los aspectos más importantes. También tuve cuidado en el diseño de la tienda y opté por enfocarla como habitación de juego donde niños y niñas pudieran disfrutar de todos los productos.
No tardé en tener clientes y, con el tiempo, monté talleres y cuentacuentos. Al ser la primera juguetería de la zona el negocio iba viento en popa.