Emprender a veces es un imposible, sobre todo cuando tu bolsillo está falto de fondos porque, por regla general, si no hay fondos en el bolsillo no hay modo de levantar un negocio y la opción de pedir un préstamo o crédito al banco es una ilusión inviable ya que, por contradictorio que suene, cuando no tienes fondos no te dan un crédito ni hartos de vino. Conclusión: para montar algo tienes que tener dinero. Simple, pero complicado.
Me casé hace 15 años con mi pareja, yo tenía por aquel entonces 25 ya hora ando por los 40, y desde ese mismo día (por no decir antes) hemos querido montar nuestro propio negocio: una joyería. El mundo de las joyas siempre me ha llamado la atención, no tanto por querer tenerlas como por poder estudiarlas. La perfección de algunos orfebres tradicionales es impresionante. Crean maravillas microscopias con sus manos y las engarzan a metales y piedras preciosas para que la mujer, mayoritariamente, pueda lucirlas después. Es un arte en mi opinión.
La lotería no me trajo suerte
Pero claro, a ver quién tiene la economía suficiente como para montar un negocio de ese calibre donde la inversión iniciar debe ser brutal. Mi marido empezó a trabajar en una fábrica y yo, como auxiliar administrativo, para un concesionario. Desde entonces nos han ido las cosas bien, para qué negarlo. Nunca hemos sido ricos ni nos hemos podido dar lujos pero tampoco nos ha faltado de nada, ni a nosotros ni a nuestros hijos. Sin embargo, como esa espinita siempre ha estado ahí, teníamos la esperanza de, en un futuro, cumplir nuestro sueño y, un poco en broma, y un poco con esperanza, jugábamos cada semana la primitiva en La Diosa Fortuna, una administración de lotería en la que ya tenemos amigos. Pero nada, jamás nos tocó un importe interesante, así que jamás pensamos que podríamos montar nuestro ansiado negocio.
Un buen proveedor es quien abrió paso
Sin embargo, hoy, 18 de julio de 2016, os puedo decir que tengo mi joyería abierta ya tres meses gracias a Nueva Línea Joyas a quienes estoy muy agradecida. Los conocí mediante una amiga que había oído hablar de ellos a su marido que es proveedor de servicios y, sin mucha esperanza, me puse en contacto con ellos. Cuando colgué el teléfono no me lo podía creer, gracias a sus facilidades, tenerlos a proveedores de joyas abarata los costes notablemente consiguiendo que montar un negocio de estas características sea igual de caro o barato como montar cualquier otro negocio.
No es que no hayamos invertido ahorros y que no tengamos miedo de que esto no funcione, de hecho mi marido sigue trabajando en la fábrica, por curarnos en salud, pero levantar el negocio desde cero ha sido menos costoso que levantar una panadería, y lo sé por experiencia propia ya que ayudé a mi prima con la suya, así que no podía estar más contenta.
Obviamente no sé qué pasará. Puede que todo me vaya bien o puede que tenga que cerrar la joyería en menos de un año pero a menos sabré que lo he intentado, que no me he quedado con la espinita de no haberlo intentado y de no saber qué habría pasado. Así que yo, Beatriz Lerinto, soy una nueva y brillante empresaria, o eso pretendo.